miércoles, 29 de junio de 2011


No solo es gratitud, es amor al prójimo


Hay miradas ocultas que guardan el frio , la preocupación y la angustia; otras que a pesar de las tormentas oscuras nunca dejan de brillar, encantar y transmitir el más preciado sentimiento: el amor compasivo. Entonces, ante una mirada así, se prefiere el silencio para convertirse  en el ser más sordo del mundo, solo quieres concentrarte y entender el porqué existen seres tan maravillosos :mujeres que son voluntarias por amor.


Suena el pitido de la ambulancia de ida y vuelta , los autos tocan el claxon y dan pase para que el paciente ingrese. En la cuadra 25 de Angamos Este, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) abre sus puertas para tratar a  los enfermos de cáncer.


Una larga cola de pacientes describe la  fortaleza que llevan consigo, no solo por el tiempo de espera , sino por el coraje  de seguir día a día. Hoy, se encuentran en búsqueda de la cura a sus males. Entonces, aparece por mi mente el mejor rótulo del día: Perseverancia.


El piso ya no es más loseta fría, se convierte en escenario nuevo para el campo de batalla, donde esperan salir triunfantes los pacientes, ellos cuentan con la mejor medicina: el amor y la esperanza. Pero los tumores  no se contentan con hacer presión sobres los cuerpos ajenos , sino que persiguen comprimir y suprimir la esperanza. Es en esos momentos en que surge el mejor escudo de defensa: el cuerpo de voluntarias del INEN.


Vestidas con mandiles blancos , corbatín azul pegado  y  chompa azulina salen a rondar por los pasillos del Neoplásicas, dispuestas como siempre a orientar a sus pacientes. Ellas son las enfermeras  del alma. Las hay de 35, 40 y 50 años, también jóvenes y adolescentes. Su vocación de servicio se ha convertido en su mejor despertador, ya que desde las 6:30 de la mañana están de pie con la mejor sonrisa.


Continúas circulando por los pasillos y  cerca de Radioterapia se encuentra una familia , una madre que lleva entre sus manos fajos de cien y cincuenta soles.  Ella está concentrada contando el dinero,  mientras sus hijos solo atinan a mirarla con el ceño fruncido. Pasan uno, dos y tres billetes; seguro el precio que costará la terapia. La enfermedad es costosa y ante eso las voluntarias solo cuentan con monedas de armonía en sus bolsillos, las canjean dando ánimos y consuelos.


Pero no solo se trata de baños de cobalto, también están las agujas y los sueros, si sigues la ruta de tus pies hacia el fondo, verás un espacio trapezoidal, es ahí donde se realizan las quimioterapias. De pronto cruza una voluntaria, con la bandeja de ampollas e ingresa al tópico para controlar el peso de uno de los afectados. Llama lista y en la cola de espera los familiares se encuentran desorientados, pareciera como si fuese la primera vez que sus cercanos recibieran la quimio.  


-  Quiero darle su lonche, pero no sé si me dejarán pasar - comenta una anciana cuyo nieto sigue infiltrado por las agujas de la quimio, pues tiene cáncer hepático y la fase 2 de su mal le indica que debe permanecer más horas bajo suero. Esperanza Fuentes, señora voluntaria, luego de escuchar atenta lo dicho por la anciana trata de intermediar por ella. Le toca las manos y parece que le pide que espere.


La  joven voluntaria sale del tópico para dirigirse a Radioterapia, corre y lleva consigo un carné en el pecho, se trata de Lucía Arakawa, una estudiantes de enfermería de La Cayetano, quien ha cargado consigo una honorable misión: ayudar al prójimo.


En el otro extremo, cerca de la puerta principal entras y descubres tres detalles: carteles, enfermos y bullicio. Entonces sientes que la piel se te escarapela por el frio del aire acondicionado.  Giras la mirada y  paneles como "cabeza-cuello- tronco" te hace creer que estas en una carnicería humana, pero no, por suerte se trata de  las especialidades de los oncólogos.  La mirada sobre la sala de espera encuadra un hecho: un grupo atento espera oír sus nombres, esperan por la consulta y mientras tanto otra voluntaria se acerca para leerles un libro.


Y en el transcurrir del día unas seis o siete voluntarias circulan continuamente. Pero una resalta por su rubia cabellera, tendrá cerca de 50 años; sin embargo,  su espíritu jovial atrae tanto como su nombre: Flor de María. Es la última en salir de la oficina de voluntarias, da tres vueltas a la puerta y se marcha. Ya eran las 5:30 de la tarde y Flor de María se dirigía al portón de salida, entonces seguí sus pasos al mismo ritmo.


Dos palabras destacables: lucha y valentía. Flor de María menciona cada vez que puede lo mucho que ama a sus pacientes, lo dice con esa pasión  que encoge sus ojos que intentan penetrar en el corazón ajeno.


- No es que sea mucha "bla, bla, bla", es que así lo siento , no sabes cuánto los amamos, cuánto queremos ayudarlos en lo que podamos- dice Flor de María.


Es que lo extraordinario de un paciente neoplásico no es que se sane, sino que despierte en él esas ganas de luchar y resistir. La voluntarias han logrado la mejor técnica para incentivar y reactivar ese coraje.


-Conozco un señor cuya niña tiene 20 años, ella  tiene la enfermedad desde los 18 , ha tenido 4 operaciones con 24 quimios y ella está sana, ¡realmente, está sana!- me repite reiteradamente haciendo alusión que su corazón y  su esencia se encuentran estables.


La expresión de sus manos aperturadas germinan el vigor de lo maravilloso que puede ser la vida desde otro ángulo. No es el cuerpo el que trasciende, sino la energía llena de voluntad y optimismo, de sonrisas y alegrías pese al árido escenario en que se encuentran. El cáncer no tiene causa exacta, simplemente aparece y las voluntarias se encargan de proveer la más natural medicina: el amor compasivo. Entonces, dicen que no saben exactamente qué es lo que contiene , solo funciona.


Ya es tarde y la noche empieza a caer, Flor de María se despide con la más cálida sonrisa, lleva en cada agitada de mano  la más fuerte energía de seguir haciendo lo que tanta paz le da.  Su silueta se pierde y sus pasos ligeros la enrumban a un descanso gratificante, desaparece su pequeña estatura entre la multitud de la avenida Angamos.


Hoy, ella y las otras mujeres reposan en sus camas, mientras que en el INEN otros se quedan esperando a personas como ellas, pues ellos también quieren una buenas dosis de valentía y convicción para seguir adelante con su lucha contra el cáncer.

domingo, 26 de junio de 2011

Llevo mocos colgados


Hace un par de días que no me detengo en coger mi nariz,
aplastármela así así así- como cuando quieres pegar un botón a presión o cuando aplastas un chinche de pizarrón- y aspirar aire puro aunque no lo haya...

Expuslso aire por mis hoyos -no soy un tubo de escape, pero cuánto quisiera serlo-, preparo una lenta aspiración...y ese sonido de jugoso moco mezclado con el aire polvoriento me suena a vacío corto.

Los estornudos repetidos, los gemidos inevitables- ahhh ahhhh ahhh , me contengo!!!- no tardan en salir para vapulear el viento ajeno y regar de llovizna todo objeto fronterizo.

Me pica y quiero estornudar.  Papel tisú, sí, me quiero pasar -quitarme la picadera , arrancarla de mi laringe-, pero no puedo, no puedo, no puedo, no puedo -intenso picazón- mi nariz roja como trineo me arde por la frotada yel papel higiénico barato ha razgado mi piel sin piedad.


Me queda aplastar el ladito izquierdo de mi nariz, expulsar  el aire y aspirar de nuevo polvo picante. Soportar cómo cae el moco acuoso por mi hoyo derecho -cómo recorre lentamente cada vello nasal y cómo baja desfilando por mi bocio como si se tratara de una culebra seductora- y aguantarme la picazón que me ocasiona...¡quiero cortarme la barbilla, la nariz y el bocio completo!

Pero, hoy, me quedo resfriada en casa porque no llevé bufanda la noche anterior ,
la noche en que pude reir y burlarme de los mocos ajenos.

jueves, 23 de junio de 2011

¿Pasamos la noche juntos?



Medianoche y no hay películas , me etiqueto como loser para hacer cosillas, tiro al sueño dentro de mi closet y le digo: hoy no salgas por favor...  mis platones me duelen como si tirasen de mí una piedra gigante. No, no son troyanos son los vecinos cortisoles que se juntan para hacerme bolas la espalda. Aun así mis voces traseras me obligan a sentarme frente a ese oscuro marco que engrandece mis pupilas.

Meto el dedo, enciendo el router y windows7 me saluda , solo digo: ¡qué pesado,  joder, por qué no te reinicias?.. bah! hoy serás mis amante así que a la mierda con mi ego. Es hora de hacer las buenas tareas!

domingo, 19 de junio de 2011

Llena de recuerdos




Hoy escribo con el estómago inflado.
Está lleno pero no hay comida,
hay recuerdos, ¡sí!, esos que me fui devorando desde que tengo 3 años...

Mi abdomen flácido se encoge
quiere expirar una dulce carcajada,
pero mi dura quijada solo tiende a  caer
exhalar, exhalar... los temibles recuerdos.

pujo y no sale,
no hay risa, ni alegría,
hay pena y dolor,
rencor y vacío,
amor...y silencio.

Silencio que me urge... silencio... que me cuenta una bonita historia.